Una visita a mi abuelo (final )
Web Dr. Miguel Ruiz |
- Mmm lo que me explico mi abuelo
tenia lógica y lo comprendí, pero no lo creí, ¿Cómo podía ser que todo el
conflicto en el mundo, todas las guerras, la violencia, la injusticia fuera
resultado de algo tan simple? Sin lugar a dudas tenia que ser algo mas
complicado que aquello.
Mi abuelo prosiguió:
- Miguel todo el drama que sufres
en tu vida personal es el resultado de creer en mentiras, principalmente sobre
ti. Y la primera mentira que crees es que no eres, no eres tal como deberías ser,
no eres lo bastante bueno, no eres perfecto. Nacemos
perfectos, crecemos perfectos y nos moriremos perfectos, porque solo existe la perfección.
Pero la gran mentira es que no eres perfecto, que nadie es perfecto. De modo
que empiezas a buscar una imagen de la perfección que nunca podrás alcanzar.
Nunca alcanzaras de ese modo la perfección porque esa imagen es falsa. Es una
mentira, pero inviertes tu fe en esa mentira y después construyes una
estructura completa de mentiras para sostenerla.
En ese momento no me di
cuenta de que mi abuelo me había brindado una gran oportunidad; algo tan
sencillo como cobrar conciencia de que todo el drama de mi vida, todo el
sufrimiento de mi vida se producía porque creía en mentiras. Aunque quería
creer lo que mi abuelo me decía, solo conseguí fingirlo. Era algo tan lógico
que le dije:
- OH, si abuelo, tienes razón.
Estoy de acuerdo contigo – pero estaba mintiendo. Había demasiadas mentiras en
mi cabeza para aceptar algo tan sencillo como la verdad.
Entonces mi abuelo me miro con mucha bondad y me respondió:
- Miguel, veo que estas haciendo
un gran esfuerzo para impresionarme, para demostrarme que eres lo bastante bueno
para mí. Y sientes la necesidad de hacer esto porque no eres lo bastante bueno
para ti mismo.
¡ay! Ahí me pillo. No supe por
qué, pero sentí como si me hubiese pillado en una mentira. Nunca, me había dado
cuenta de que mi abuelo conocía mis inseguridades, la manera en que me juzgaba
a mi mismo y como me rechazaba, la culpa y la vergüenza que sentía. ¿Cómo sabia
que estaba fingiendo ser lo que no era?
El abuelo me sonrió de nuevo mientras me dijo:
- Miguel, todo lo que has
aprendido en la escuela, todo lo que sabes sobre la vida, es solo conocimiento.
¿Como puedes saber si lo que crees sobre ti mismo es la verdad?
En ese momento reaccione y conteste:
- Claro que conozco la verdad
sobre mi mismo. Vivo conmigo cada día.¡Sé lo que soy!
Mi abuelo se rió con ganas ante mi respuesta y me dijo:
- La verdad es que no tienes ni idea de lo que realmente
eres, pero sabes lo que no eres. Has estado practicando lo que no eres durante
tanto tiempo que realmente te crees que tu imagen es lo que eres. Has invertido
tu fe en todas esas mentiras que te crees sobre ti mismo. Es una historia, pero
no es la verdad.
- Miguel, lo que te hace poderoso es tu fe. La fe es el
poder de la creación que tenemos todos los seres humanos, y no tiene nada que
ver con la religión. La fe es el resultado de un acuerdo. Cuando estas de
acuerdo en creer en algo sin dudarlo, empleas tu fe. Si no tienes dudas sobre lo
que crees, entonces para ti es la verdad, aun cuando tal vez sea realmente una
mentira. Tu fe es tan poderosa que si crees que no eres lo bastante bueno ¡entonces
no eres lo bastante bueno! Si crees que fracasaras, fracasaras, porque ese es
el poder y la magia de tu fe. Como te he dicho antes, sufres porque crees en
mentiras. Es así de sencillo. La humanidad es como es porque colectivamente,
creemos en muchas mentiras. Los seres humanos hemos cargado con esas mentiras
durante miles de años y reaccionamos ante ellas con odio, con enfado, con
violencia. Pero no son más que mentiras.
Yo me estaba preguntando entonces ¿Cómo podemos conocer la
verdad? Antes de darme tiempo a hacer la pregunta en voz alta, mi abuelo la
contesto:
- La verdad necesita ser experimentada. Los seres humanos
tenemos la necesidad de describir, de explicar, de expresar lo que percibimos,
pero cuando experimentamos la verdad, no existen palabras para describirla.
Quienquiera que proclame “esta es la verdad” esta mintiendo incluso sin
saberlo. Podemos percibir la verdad con nuestros sentimientos, pero tan pronto
como intentamos describirla con palabras la distorsionamos y deja de ser la
verdad. ¡Es nuestra historia! Es una proyección que se basa en una realidad que
solo es verdadera para nosotros, pero aun así intentamos poner nuestra
experiencia en palabras y esto es realmente algo maravilloso. Es el mayor arte
de cada ser humano.
El abuelo se dio cuenta de lo que acaba de decir no me había
quedado claro
- Miguel, si eres un artista, un pintor, intentas expresar
lo que percibes a través de tu arte. Quizás lo que pintes no sea exactamente lo
que percibes pero se acerca lo bastante como para recordarte lo que percibes.
Bien, imagina que eres muy afortunado y eres amigo de Pablo Picasso. Como Picasso
te quiere, decide hacer un retrato tuyo. `Posas para él y tras muchos días
finalmente te enseña tu retrato. Dirás “este no soy yo” y Picasso te dirá “claro
que eres tú”. Así es como yo te veo”. Para él, esto es verdad, esta expresando
lo que esta percibiendo, pero tú dirás “yo no tengo ese aspecto”.
Bien, todos los seres humanos
somos iguales a Picasso. Todo ser humano es un cuentista, un narrador de
cuentos, lo que significa que todo ser humano es un artista. Lo que Picasso
hace con los colores, nosotros lo hacemos con las palabras. Los seres humanos
somos testigos de todo lo que pasa en nuestro interior y a nuestro alrededor, y
utilizamos las palabras para hacer un retrato de lo que presenciamos. Los seres
humanos inventamos historias sobre todas las cosas que percibimos, y del mismo
modo que Picasso, distorsionamos la verdad: pero para nosotros, es la verdad.
Por supuesto el modo en el que expresamos nuestra distorsión puede ser algo con
que otras personas disfruten. El arte de Picasso es muy valorado por muchas
personas.
Todos los seres humanos crean
su historia con su único punto de vista ¿Por qué hacer el intento de imponer tu
historia a otras personas cuando para ellas tu historia no es verdad? Cuando
comprendes eso, ya no sientes la necesidad de defender lo que crees. No es
importante tener razón o hacer que otras personas estén equivocadas. En lugar
de ello, ves que cada persona es un artista, un cuentista. Sabes que cualquier
cosa que crean los demás no es más que su punto de vista. No tiene nada que ver
contigo.
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